La mente es tan poderosa que ejerce una influencia directa en nuestros actos. Es importante aprender a controlar el poder de la mente.
¿Lo que decimos corresponde con la realidad? ¿Cómo sabemos que lo que pensamos sobre algo es lo adecuado o lo correcto?
Estas y otras preguntas llegan a la mente y tienen que ver con nuestra realidad cotidiana. Cuando nacemos, la mente está limpia de prohibiciones, impedimentos, supersticiones, misterios y miedos. Ignoramos este tipo de temas y eso realmente es bueno.
Al pasar los años, viene la relación con otras personas, algunas de la misma edad o mayores, que empiezan a atiborrar la mente del niño o joven de ideas. Curiosamente, esto no se hace con maldad; generalmente es sólo para molestar. ¡Y cómo afectan! El niño, en su inocencia, graba en su mente todas estas ideas sin dejar espacio a la duda, pues confía en todo lo que le dicen. Con el tiempo estas ideas cobran fuerza hasta explotar en su cabeza, perturbando su estabilidad emocional.
Algunas frases típicas son:
«Si te portas mal, te coge la mano pelúa»
«No salgas en la noche, en la noche salen las brujas que roban niños»
«¡Cuidado con el caballo sin cabeza!»
Eran y siguen siendo de las expresiones más comunes en la región Caribe, junto con anécdotas y cuentos de terror narrados en las noches, especialmente en las fincas, donde todos se reúnen alrededor de quien relata mitos y leyendas con gran emoción. Sólo con gestos y tono de voz se infunde miedo, penetrando hasta lo más íntimo de las entrañas. Por ello, al llegar la oscuridad, los niños se refugian en sus padres o en adultos mayores: la noche siempre ha estado relacionada con lo tenebroso y lo triste.
Sin embargo, no sólo estas imágenes inquietan la mente; en nuestros recuerdos hay muchas otras creadas desde la niñez.
Recuerdo que, en la primaria, yo deseaba formar parte del equipo de básquet de la escuela. Mi mamá, al ver mi interés y siendo modista de sus hijas, confeccionó con esmero un uniforme estilo porrista, enterizo y de color salmón; me sentí muy feliz. Llegó el día del partido intercolegial. El árbitro sonó el pito, todas se colocaron en sus puestos y mis compañeras salían a buscar o defender el balón. Yo intenté hacer lo mismo, aunque nunca había sido entrenada y sólo conocía las reglas que había visto al observar a otras jugar. Lo intenté, pero fue un fracaso, especialmente cuando vi a mi profesora de grupo señalándome y riéndose de mi desempeño. Desde entonces tuve un bloqueo mental y ya no volví a participar en competencias de básquet, aunque sí jugaba de forma informal. Muchas veces, los adultos cometemos este tipo de acciones sin darnos cuenta, llevando al niño o joven a adoptar una actitud negativa.
La imagen mental es la representación que hacemos de una experiencia, real o imaginada. Vemos cosas que no existen físicamente, sino sólo en nuestra cabeza. Todo lo que existe en nuestra vida nació primero en la mente; por lo tanto, el mundo que percibimos es el reflejo de lo que albergamos en nuestra mente.
En la actualidad, el término “mente” se utiliza en disciplinas como la psicología y la filosofía, porque se ha comprobado que pensamientos buenos y malos tienen un gran impacto en nuestra salud física y mental. Lo importante es que cada persona puede sanarse y cambiar de actitud cuando identifica esas ideas.
Ahora te reto a que reflexiones con estas preguntas: ¿Cuál es esa imagen que ronda en tu cabeza y que te ha hecho sentir mal o bien en tu vida? ¿Qué idea te perturba o incómoda?
Cuando la descubras y la dejes salir, tu actitud seguramente cambiará.
Recuerda que el universo cumple lo que tu mente desea. La vida no te da lo que pides, te da lo que CREAS, lo que tú CREES.
Excelente reflexión. Me llevó a la expresión: ” tabula rasa” o ” la mente es como un papel en blanco “.